|
Ya casi se cumplen 3 años desde que empecé este viaje, por así decirlo, toda la vida he batallado con mi peso, haciendo dietas y dejándolas, bajando 5 kilos y subiendo 8, tratando de bajar siempre 20 kilos hasta que un día me harté y decidí dejar las dietas, el ejercicio, y la depresión y ansiedad que me causaba estar gorda. Fue cuando tenía 16 años que me olvidé de todo por un rato, que me descuide completamente pensando que esa era la respuesta a mis problemas, que "aceptarme" tal como era en ese entonces, me haría sentir mejor. Pero resultó peor. Digo, Dios, para enero del 2013, cuando estaba por graduarme de la prepa, me había olvidado completamente de mí, fui al doctor y me pesé. 99.5 kilos marcó la bascula. ¿Eso era cierto? ¿Eso era yo? ¿100 kilos y 17 años? creó que fue un shock, yo no me sentía de 100 kilos, yo no me veía a mi misma de 100 kilos. Pero traté de tranquilizarme a mí misma y decirme que en 2 meses bajaba 15 kilos y volvía a mi peso habitual, en otros 3 meses podía bajar no sé, unos 20 kilos y pesar para la graduación tal vez 70, tal vez menos, si me mataba en el gimnasio... Ese era mi problema más grande, no mi peso, sino que no aceptaba mi realidad, no me podía ver a mí misma como lo que era, una persona obesa, una persona enferma que necesitaba ayuda, que necesitaba de todo un largo proceso para cambiar. Tenía metas tan irreales que obviamente no cumplí ni de cerca,sí seguí una dieta muy estricta que me hizo bajar casi 10 kilos, pero aún así no sentía el cambio, no lo veía, fue hasta que me vi en una foto, que me tomaron sin que yo me diera cuenta, que entendí lo pesada que estaba, no me podía reconocer, me sentía como fuera de mí y fue horrible, quería desaparecer, esconderme, que nadie me viera, que todos se olvidaran de mí; todos esos sentimientos que había reprimido por años acerca de mi peso y apariencia empezaron a aflorar. Me empecé a deprimir.
Cuando entré a la universidad, en noviembre del 2013, pesaba 91 kilos, sólo había logrado bajar 9, y fue la época más difícil de todas, me deprimí tanto que empecé a tomar, a fumar, a cortarme, a tomar muchas pastillas para bajar de peso, a vomitar, a no comer o comer en exceso... tenía tantas manías auto-destructivas, porque nunca había sentido tanto odio hacía mí misma en mi vida. No quería vivir, sólo recuerdo eso, no sé si realmente pensé en el suicidio como una opción, pero yo ya no podía conmigo misma, dejé de ir a la escuela hasta que decidí abandonar la carrera en abril del 2014.
Después de ahí fue un largo proceso de sanación, en el que seguramente todavía estoy. Cuando dejé la escuela me sentí tan tan liberada, yo que siempre había sido la alumna, la estudiante y la hija perfecta y de repente, mandé todo a la mierda...
Quería cambiar mi vida y quería vivir, empecé a tomar terapia y a tratar de encontrar que era lo que me gustaba en la vida, tratar de sanar heridas, tratar de encontrar mi camino y a mí misma. Fue difícil, pero maduré muchísimo, cambie tanto en ese corto tiempo que ya no me reconocía, era la gorda, la deprimida y la que de pronto quería vivir, pero eso estaba bien, parte del proceso de descubrir quien era. En los primeros meses no me pesé, pero empecé a hacer ejercicio y a comer muy saludablemente, no me fije cuando bajé 10 kilos, pero realmente cuando quise medir mi peso y mi proceso fue cuando me quede estancada en 80 kilos, yo quería bajar más y rápido, pero no lo lograba. Fue cuando entendí que tenía que amarme a mí misma. Es extraño porque siempre pensé que sólo podría amarme en el mundo perfecto donde pesará 55 kilos no 100 no 60 no 80, 55 kilos. Pero no, es todo lo contrarío, para poder bajar de peso, cambiar tu vida, ser saludable y feliz, necesitas realmente amarte, es lógico ¿no? Haces cosas buenas, cuidas y te esfuerzas por quien amas. A quien odias solo lo deseas destruir, ¿cómo planeaba bajar de peso odiándome y buscando destruirme? nunca funcionó, sólo me hundía más. Y Dios, que extraño es hablar de amor propio, nunca creí hacerlo, pero en el momento en el que lo entendí comenzó a ser más fácil, porque ya creía en mí, porque no me importaba el peso o la talla, sólo "hacer cosas buenas por mí, porque lo merezco."
Fue uno de los mejores años de mi vida, el viaje de encontrarme a mí misma, de descubrir que de repente ya era otra persona, a veces no puedo creer todo lo que he logrado, superar esa horrible depresión, salirme de la escuela, entrar a la carrera que sí me gusta, crecer, madurar, bajar 30 o 35 kilos. Porque sí extraño, cuando llegué a los 75 kilos, todos mis amigos se volvieron locos, de repente se dieron cuenta de lo que había logrado, pero yo no, yo no lo podía ver, digo si veía ese número en la bascula, tenía ropa nueva que nunca creí que me llegaría a quedar, pero me sentía "igual", me veía "igual" que siempre, nunca noté el cambio. Fue hasta que empecé a ver mis fotos del 2012-2013 ¡DIOS! ¡¿Esa era yo?! No, era la misma persona en lo absoluto, No lo soy ahora, aunque a veces me cuesta trabajo recordarlo.
No puedo creer que hayan pasado ya 3 años de todo esto, [i]me costó trabajo entender que bajar 45 kilos no iba pasar en 5 o 6 meses, aun sigo luchando con mi paciencia, con mi fuerza de voluntad y conmigo misma. Nunca había sido tan delgada como ahora, nunca había estado tan cerca de mi meta, y sin embargo siento que estos son los kilos más difíciles de todos, me cuesta trabajo recordar que sí puedo, pero aun tengo mis tropiezos y mis momentos de odio, de culpa y de conformidad. Pero sé que va a pasar... 15 kilos, 17 kilos o 20. No. Uno a la vez. Un día a la vez.
Esta vez, pienso darme a mí misma tiempo. 90 días, nunca he sido tan disciplinada, eso es de mis peores defectos, hago las cosas muy a mi ritmo, dejando todo a la mitad, volviendo a comenzar y no terminando nada, pero quiero empezar hoy y darme 90 días. Quiero ver que puedo lograr en este tiempo, y sea bueno sea malo, lo voy a aceptar. Esta vez no espero bajar 20 kilos de la noche a la mañana.[i] Esta vez no es por el peso, es por mí. Es por una vida más saludable, más feliz.
|